“Andante con tu nueva familia entonces, ahora que los encontraste es evidente que ya no me necesitas”.
Son las palabras que me siguen dando vueltas. Una y otra vez. Me van a volver loco en poco tiempo, la verdad.
Esas fueron las últimas palabras que le dije a mi hermano antes de empujarlo hacia afuera y de tirarle la puerta en la cara. De eso van dos semanas, y sigo sin poder olvidarlo. No que me sorprenda, tomando en cuenta lo importante que él es en mi vida y que nunca habíamos tenido una pelea tan fuerte. Pelea que yo empecé, lo admito, pero no carezco de razones.
Se va. Se va otra vez, y ahora es para siempre. Ok, eso suena demasiado exagerado, pero es cierto que se va, y es cierto que aunque vuelva, ya nunca va a ser lo mismo.
Desde que empezó su carrera las cosas siempre fueron más difíciles. Nadie nunca le reprochó que eligiera una que le hiciera viajar tanto, y que pasara más tiempo en la ciudad sede de su empresa aunque oficialmente nunca dejó la nuestra. Nadie dijo nada, y las ausencias empezaron a alargarse.
Al poco tiempo, cada vez que venía, se lo sentía más distante, pero cuando se lo comenté le quitó importancia y solo cambió de tema. Incluso empecé a temer que la distancia y el largo tiempo de separación finalmente habían logrado romper el vínculo que él y yo siempre habíamos compartido.
Pero al final resulto, como me enteré poco después, que la razón por la que mi hermano estaba cada vez más ausente era una chica, una novia con quien la relación se había puesto seria hacía poco, y la razón por la cual no pasaría esa navidad con nosotros. La pasaría con la familia de ella, porque aparentemente querían que “todos se conocieran” antes de formalizar su relación.
Y no es que no quiera que mi hermano sea feliz. En realidad me alegra mucho que haya encontrado una mujer que lo haga feliz. Pero ¿Porqué no podía ser alguien que lo hiciera feliz en nuestra ciudad? ¿Porque tenía que ser alguien que quisiera formar una familia tan lejos de la nuestra? Casi la odio, si tengo que ser sincero, y pobre de ella, porque no tiene la culpa de nada.
Pero hay que aclarar que no la odié desde el principio. En realidad mi odio hacia ella data de pocos días antes de mi pelea con mi hermano. Lo pensamos bien y es obvio que tenemos que vivir acá, por lo menos al principio, decía el mail que mamá me enseño el día anterior a que él regresara por última vez antes de su boda. El trabajo está aquí, su familia también, y sería muy egoísta pedirle que viviera en nuestra ciudad. ¿Obvio que debían vivir allá? ¿Obvio para quien? Yo no veía la obviedad en ningún lado. Y eso de “al menos al principio” era su manera sutil de decir “para siempre”, nadie en este mundo sabe leer a mi hermano que yo. ¿El trabajo está allá? Sonaría más convincente si no supiéramos todos que tuvo una propuesta hace varios meses para volver a trabajar acá incluso con un puesto y sueldo mejor que el de allá, el cual no aceptó, oh sorpresa, por su novia. Y pedirle que viniera sería solo tan egoísta como para ella esperar que se quede.
Mamá había tenido el mail ya por varios días, pero no me lo había mostrado por miedo a mi reacción. Y supongo que esta no se quedó corta a lo que ella esperaba. Solo digamos que exploté.
Y cuando finalmente él llegó, bueno, ya sabemos como terminaron las cosas. Han sido dos semana, y hoy lo tengo todo más presente porque hoy es el día en el que finalmente se casa. Hoy se casa, y yo no estoy con él.
Por alguna razón que no alcanzo a entender, siempre quizo casarse en Las Vegas. Es ahí donde está ahora. No lo volví a ver después de la pelea, pero recibí por el correo la invitación oficial a la boda y un pasaje ida y vuelta a Las Vegas. Y no importa cuanto mamá me imploró y hasta lloró para que vaya, en esto no puedo ceder. No puedo ir a ver como cierra una promesa que lo único que hará es separarlo de nosotros. Y todavía tengo la esperanza, egoísta de mi, de que mi conducta haga que se arrepienta y vuelva.
Me duele porque más que nada sé que él tiene razón. Sé que estoy siendo egoísta e inmaduro, y que lo estoy lastimando de una manera que talvez después no pueda reparar, pero él es egoísta también, y estoy seguro de que lo sabe. Egoísta, más que nada, porque me pide que lo siga, como si no me estuviera abandonando, para luego irse una vez más a donde ya no puedo seguirlo.
2 comentarios:
Parece que uno está escuchando los pensamientos de tu protagonista, como se le vienen las cosas a la cabeza, los repoches y la bronca.
Nunca pensé que la parte de "los que se quedan" iba a tener un tono tan distinto del de la primer parte, que todo joda.
También me llama la atención como pareciera que hay ciertos temas que siempre tocás: la famlia, los viajes, estar separados. Se nota que tus propias experiencias te influyen mucho, no?
Un beso grande
Madi
Si, supongo q todo influye. Ojalá no parezca q mi vida es puro sufrimiento ni nada....
La verdad es q salir del primer texto fue un poco un alivio. Escrbir algo gracioso lo puedo hacer una vez, pero si trato de hacerlo seguido seguro me sale cualquier cosa, así q x eso decidí cambiar el contexto....
Gracias x el comentario!
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