domingo, 24 de agosto de 2008

Diario de Escritor

Todo lo que pasó en el medio de la escritura del mi cuento. Lo único que no estoy segura es de como incluir los textos en los que me basé en todo esto.... Los puse al final como referencia, pero no sé si tendría que explicar exactamente en qué me base con cada uno? hhhmmmmm........

DIARIO DE ESCRITOR


3 de julio
Las clases acabaron no hace mucho, y vengo con la intención de hacer el trabajo de escritura pronto. Ya sé que va a ser de ficción, y va a estar en el territorio de mitología. Creo que va a ser un viaje, donde los personajes serán graciosamente manipulados por dioses no-tan-piadosos. 
Se me ocurre un viaje a lo largo de la costa, tratando de salvar criaturas fantásticas. Con todo, me da miedo empezar un proyecto que termine siendo más grande que yo, y que por eso no vaya a poder terminarlo…

7 de julio
Llegué temprano, y me quedaba media horas hasta que me encontrara con Rocío, así que me senté en una vereda donde daba el sol, cual mendiga, y me puse a describir a mis personajes. Ya los tengo decididos, habrá 4 personajes principales, aunque todavía me falta pensar un poco acerca de los dioses…
-El héroe: Va a ser un hombre joven, de códigos morales impecables. Su meta en la vida, claro, es ser un héroe, hacer el bien sin mirar a quien, y que por esto ser reconocido por todo el mundo. No es que sea idiota, pero si bastante inocente, por así decirlo. No le cabe en la cabeza que las cosas puedan ir mal aún si él hace todo bien, porque para él el resto del mundo es bueno por naturaleza.
-El ayudante: Es un primo menor del héroe, y es aprendiz para convertirse en doctor. Un chiquillo muy inteligente que admira a su primo por su alta moral, pero entiende que para sobrevivir en el mundo es necesario algo más que solo ser bueno. Aún así, hace lo posible para que su primo no se de cuenta de tal realidad, porque eso destruiría por completo su personalidad. 
-El Doctor: Mentor del ayudante, y también del malo. Cumple el rol del sabio del grupo, el que aporta todos los conocimientos, y por tanto también la meta de la aventura.
-El malo: Es otro aprendiz del Doctor, aunque al contrario del ayudante, que apenas comienza, él ya ha estado con el Doctor y lo conoce de varios años. Es traficante de algún tipo, y necesita el conocimiento del Doctor para llegar a su objetivo.

9 de julio
El cuento es el recorrido de un viaje, en un mundo fantástico, entre un pueblo y otro a lo largo de la costa. El doctor a la final me resulto siendo veterinario, y por tanto los dos aprendices también (bueno, veterinarios en proceso), y la misión es descubrir porqué unas criaturas marítimas, parecidas al caballito de mar y de colores fosforescentes, están muriendo. El malo quiere tales criaturas para vender sus escamas en el mercado negó, ya que tienen un alto contenido mágico, y son muy difíciles de conseguir.
Tengo que pensar más en los detalles, claro. Y por supuesto, tendrá un final feliz.

16 de julio
Hace dos días, cuando regresaba a casa del trabajo, me robaron la cartera. Dentro casi no tenía plata, pero si tenía la agenda roja que me regaló mi prima el día anterior a mi viaje a Argentina, y donde también estaban mis notas acerca de la historia.
Supongo que las podría rescatar, tratar de recordarlas y volverlas a escribir, pero justo ahora no puedo. La pérdida de mis cosas todavía me molesta, y más cuando me doy cuenta de este tipo de cosas, que perdí más de lo que pensé en un principio. Hace un par de días les había dado nombres a mis personajes principales, y me encantaban porque me sonabas originales. Ahora no me acuerdo de ninguno.

18 de julio
El ayudante se llamaba Faustino, pero no logré acordarme del nombre de ningún otro. Recordar el nombre tampoco me devolvió el deseo de escribir, tengo varios recuerdos en la cabeza de lo que planeaba hacer, pero ningún deseo de reescribirlos. El ladrón se llevó, junto con mi cartera, la historia.
Hoy terminé de leer el territorio de mitología, pero no me lleva ni remotamente a la idea de alguna otra historia. Tengo un bloqueo mental.
1 de agosto
Como siempre las vacaciones se pasan, y no llegué a hacer todo lo que quería. Todavía queda tiempo, pero ya es agosto, y no quiero hacer el cuento al apuro. Todavía sigo sin ideas, así que estoy buscando algo por todos lados. 
Por lo menos hubo algo que si logré hacer, que fue comprar y leer otro libro de la saga de Terry Pratchett. El libro se llama Pyraminds, y va un poco como burla de las civilizaciones antiguas, mezcla rara entre Egipto y los Incas. Como siempre, una de las mejores partes fue la breve pero entretenida aparición de la Muerte. Si escribo algo, quisiera tener un personaje así de genial, y que pueda funcionar tan constante como en los libros de Terry Pratchett. Pero si tratara de escribir a la muerte, inevitablemente terminaría siendo la de ese autor, lo cual sé que no está mal del todo, pero hay que por lo menos hacer un intento de ser originales. Creo.

3 de agosto
 Las vacaciones ya casi se acaban, y quería comenzar con el cuento ya o ya. Después de casi una hora, llegué a un artículo sobre mi libro favorito, de hace varios años, donde el autor hablaba del libro y de cuan interesante era ver el punto de vista de l religión desde el ojo de un ateo. En uno de los comentarios, aparentemente una persona religiosa, hacía comentarios algo groseros, y se quejaba de cómo se atrevía Saramago a jugar así con la vida de Jesús. El autor del artículo le respondió que no debía ofenderse, porque si bien Saramago había usado a Jesús como personaje literario, nunca negó que Jesús haya hecho todas las cosas que la biblia dice que hizo. Solo las interpretó de manera diferente.
De ahí salió, básicamente, mi idea de hacer lo mismo. No que alguna vez pueda llegar al nivel de Saramago, ni cerca, pero podía hacer un intento. Claro que no iba a escribir una versión de lo que Saramago ya hubiera escrito, y como el escribió el antes y el durante, yo me decidí a escribir el después. Fue impresionante como, una vez que me decidí a que hacer, solo me senté y la historia empezó a salir sola. La Muerte hizo su aparición, por supuesto, ya que era la escena clave que tenía en la cabeza. Saramago y Prattchet juntos, una belleza… Claro que una vez que la escena con la muerte terminó, me quede perdida de cómo seguir. Así que no seguí, y después de un par de revisiones, lo dejé.

5 de agosto
La idea de la Maga no sé de donde salió, pero una vez que la tuve realmente no supe que hacer con ella. El cuento ha pasado por un par de manos, y todas me han dado un par de consejos, y todos tienen ideas diferentes de quien es la Maga y el papel que cumple, pero ninguna me convence. 
No es sorprendente, claro, que la idea que más me gustó, es la que me dio una amiga acerca de cómo la Maga le suena a un personaje de animé, de una serie bastante conocida donde hay una bruja, Yukko, que cumple deseos a quien se lo pida, siempre y cuando a cambio le den algo de igual valor. La idea me rondó la cabeza por horas, pero no logré decidirme. ¿Qué tan mal está que mi historia sea una ensalada de personajes de otros lugares?


6 de agosto
Después de una sesión de lectura en Wikipedia, vi que los evangelios no dicen que pasa en esos tres días entre que Jesús muere y resucita. Así que esos tres días me pertenecen, pero no sé que voy a hacer con ellos. Finalmente, no hice nada. Busqué quienes eran las personas que estaban presentes cuando Jesús volvió al reino de los vivos, y le armé una bienvenida. El final no me convence, no porque sea malo sino porque le falta la parte del centro. Pero no sé como va esa parte, aunque en el final ya se revela más o menos que es lo que pasó.
En fin, revisaré en texto completo otra vez a ver que tal, y después esperaré comentarios. 


Libros de Referencia:
-El Evangelio Según Jesucristo, José Saramago
-The Color of Magic, Terry Pratchett
-Pyramids, Terry Pratchett
-Good Omens, Neil Gaiman y Terry Pratchett
-El Héroe de las Mil Caras, Joseph Campbell
-Territorio del Mito, Cátedra Reale.




martes, 12 de agosto de 2008

JC and Death

Acá va el cuento que escribí en las vacaciones. Me da como no-se-que ponerlo, pero ya no hay vuelta atrás. Si eres religioso y te ofendes con facilidad, mejor no leerlo. Quedan advertidos!

Le dolía todo el cuerpo. Pero eso era de esperarse, al fin y al cabo, uno no podía esperar que tres clavos de ese tamaño pasaran por tu cuerpo desapercibidos. De hecho, se estaba convirtiendo en un dolor irresistible. Era una pena, la verdad, habiendo tantas otras maneras interesantes de morir que no incluían tanto dolor. Podría haber sido tragado por una ballena, por ejemplo. O podría haber reído hasta quedarse sin aire y morir asfixiado. Aunque prefería la ballena, morir de risa no parecía apropiado.
Una nueva punzada de dolor le estremeció el cuerpo, pero después de la tensión inicial, el dolor se empezó a desvanecer. 
“Ya era hora” alcanzó a decir, y luego Jesús, rey de los judíos, murió.
No era lo que había esperado. No había coros cantando el aleluya, ni luces deslumbrantes, y definitivamente había un problema en el tráfico de los ángeles. El problema era que ninguno llegaba.
Miró alrededor y vio a su madre llorando. “¡Hola madre!”, dijo, pero ella no lo miró. “Bueno, no es necesario que llores así, si yo…” pero cuando vio un poco más abajo, vio su cuerpo tirado en el suelo. “Oh. Bueno. Supongo que doy un poco de impresión en este momento…”
Miró un poco más lejos y encontró otra cara conocida. “María, María querida, no debes llorar de esa manera…”
JESUS DE NAZARET, ¿SUPONGO?
Dándose la vuelta, Jesús se encontró con una alta y esquelética figura envuelta en una túnica negra. Su esquelética mano cargaba una oz, y pequeñas luces brillaban en el lugar de sus ojos. 
“Si, soy yo” dijo Jesús extrañado. Después de todo, esa figura definitivamente no era Satán. “¿Te puedo ayudar en algo?”
HE VENIDO A VERTE. TE ESTÁN ESPERANDO.
Jesús miró a la gente a su alrededor, algunos llorando, otros burlándose, otros blandiendo espadas y escudos como monos salvajes.
“No creo que haya terminado aquí.” Dijo Jesús. “Cosas que decir, lugares que ver y todo eso”. 
Si el esqueleto hubiera tenido párpados, habría parpadeado de manera interesada. NO HAS… ¿TERMINADO?
“Bueno, no, hay muchas personas que quedarían muy confundidas si me voy en este momento. Si me pudieras dar al menos unas horas más…”
NI HABLAR. TU PADRE ME HA DADO INSTRUCCIONES MUY ESTRICTAS. 
“¡Si bueno, él no es mi jefe ni nada parecido!” dijo Jesús pateando el piso. 
EEEH
Hubo un silencio incómodo. 
Jesús tosió y se enderezó. “Discúlpame. Eso fue bastante inmaduro. Supongo que morir trae lo peor de mi.”
SI, SUELO TENER ESE EFECTO EN LAS PERSONAS.
“Digo, no es nada en tu contra. No te vayas a ofender.”
NO TE PROCUPES. AL MENOS NO LLORASTE A MARES COMO ESE CHICO JUDAS. SEGUÍA TRATANDO DE EXPLICARME PORQUE HABÍA HECHO ALGO. NO LE ENTENDÍ NADA ENTRE LAS LÁGRIMAS. 
Jesús miró al suelo mientras jugaba con sus pulgares. 
¿LO CONOCÍAS?
“Eeeh, se podría decir, él fue responsable, oh bueno, no en realidad, pero más o menos, fue el responsable de todo esto” dijo haciendo un gesto hacia la cruz tras él.
AH.
Hubo otro silencio, esta vez menos incómodo que el anterior.
El silencio fue interrupción por un grito de lamento. Era imposible saber quien lo había emitido, había tanta gente llorando. Jesús parecía algo avergonzado. “Perdona por la conmoción. Les pediría que se calmen, pero, eh…”
NO ES NADA, TE LO ASEGURO. La Muerte miró en dirección a las dos Marías, quienes estaban sentadas juntas cerca de la base de la cruz. ¿QUIENES SON ESAS MUJERES?
“¿Ellas? Bueno, la mayor es mi madre, y la menor es mi… mi…” y no supo como contestar.
La Muerte cambió el peso de un pie al otro. Y… LAS COSAS QUE TE FALTAN DECIR Y ESO, ¿LAS HARÍA FELICES?
“¿Su… supongo?”
Muerte se detuvo un rato para pensar en la situación, y luego hizo un sonido que se parecía mucho a un suspiro resignado. ME VAN A DAR MUCHOS PROBLEMAS POR ESTO, ¿SABES?
“¿Quiénes?”
BUENO, TU PADRE, PARA EMPEZAR. TIENE UNA APUESTA CON LOS OTROS DIOSES, ALGO ACERCA DE EL MESÍAS MÁS OBEDIENTE, NO LE PUSE MUCHA ATENCIÓN. COMO SEA, NO LE VA A GUSTAR.
Jesús se encogió de hombros. “Nada que yo pueda hacer”.
Muerte miró otra vez a las mujeres llorando. Finalmente se llevó las manos a la cabeza. QUE DIABLOS. NO ES COMO SI ME PUDIERAN DESPEDIR. VAMOS.
Sin entender mucho la situación, pero haciendo su mejor esfuerzo, Jesús siguió a la Muerte hacia un escampado donde había un caballo blanco con la nariz metida en la hierba. “¿Debo entender que vas me vas a conceder mi petición?”
SI, EN POCAS PALABRAS. PUEDES USAR A PUMPI. VAMOS, SUBE. 
Subieron al lomo del caballo que prontamente empezó a correr por… ¿el universo? ¿Las dimensiones? Bueno, algo de eso…
“A donde vamos, ¿exactamente?”
A VER A LA MAGA. ELLA ES LA QUE SE ENCARGA DE REENCARNACIONES Y TODO LO RELACIONADO CON LA VIDA DESPUÉS DE LA MUERTE. TE PUEDO LLEVAR DONDE ELLA, Y ELLA TE CONSEGUIRÁ UNA REENCARNACIÓN O ALGO POR EL ESTILO. AUNQUE PROBABLEMENTE HAYA UNA LISTA DE ESPERA.
“Está bien, no me importa esperar un poco. Más bien, gracias por hacer esto por mi”.
NI QUE LO DIGAS. Y LO DIGO LITERALMENTE. MEJOR NO ATRAER ATENCIÓN CON TODO ESTO, DE SER POSIBLE.
“Si bueno, no quiero alardear, pero eso probablemente no ayude. Te das cuenta de que todo el mundo se va a enterar, ¿no?”
YA LO SÉ.
En poco tiempo, Jesús desmontaba a Pumpi en el pórtico de una vieja y dilapidada casa que tenía una silla mecedora al lado de la puerta. Alguien había dejado un tejido a medio hacer en el brazo de la silla. Se dio la vuelta hacia la figura en túnica y sonrió. “Gracias por todo, eeeh…”
OH, MUERTE ESTÁ BIEN. NO ES NECESARIO PONERLE MUCHA CEREMONIA.
“Cierto. Bueno, gracias otra vez, Muerte. Fue un honor conocerte. ¿Te volveré a ver?”
BUENO, VAS A VOLVER A LA VIDA, ¿NO? Y LOS VIVOS EN ALGÚN MOMENTO DEBEN MORIR. Con eso, Muerte arrió las riendas de Pumpi y galopó hacia nuevas dimensiones para recolectar otras almas.
“¡Nos veremos!” llamó Jesús, sacudiendo la mano con entusiasmo hacia la figura. Dando la vuelta, dio un suspiro y caminó hacia la puerta de la casa. Era tiempo de conocer a la Maga.
Conocer al Padre tendría que esperar.
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Ya no faltaba mucho para llegar a la cueva. Menos mal, porque se estaba cansada de cargar tantas botellas. Ungir el cuerpo de su Señor otra vez no iba a entrar en su agenda por unos cuantos días más, después de todo, él no se lo iba a reclamar.
“¿Y estás segura que la esencia de lavanda le gustaba más que la de romero?” preguntó la otra María. Había demasiadas Marías para su gusto. Por eso estaba pensando en cambiarse el nombre a algo más distintivo. Piccola era su favorito por el momento.
“Es mejor que la esencia de pino. No queremos que huela como baño público.” Repitió María, y ambas siguieron caminando.
Unos metros más tarde, María Magdalena y María de Santiago se encontraron con la cueva que resguardaba el cuerpo de su Señor. No les tomó mucho tiempo darse cuenta que había un problema con la piedra que tapaba la entrada. Les tomó todavía menos tiempo darse cuenta que el problema era que la piedra no estaba.
Las Marías se miraron entre ella. 
“¿Tal vez alguien entró a robarla?” Sugirió María de Santiago. 
“O tal vez María Madre se nos ha adelantado y está perfumando el cuerpo ahora mismo.” Dijo María Magdalena algo irritada. “Sabía que habríamos tenido que venir más temprano.”
“Es una ayuda para ustedes, si lo piensan” dijo una voz desde el suelo. “¿Cómo pensaban mover esa piedra?”
“…” Ambas Marías quedaron pensativas.
“Fueron los apóstoles quienes la pusieron en su lugar” dijo la primera María después de un tiempo. “No parecía q hubieran hecho mucho esfuerzo en levantarla.”
“Aunque pude haber sido porque la levantaron entre siete de ellos” dijo la segunda.
“Apuesto que Mateo fue no de los que no ayudó.” Dijo el Jesús desde el piso. “Nunca se le dio bien en trabajo físico.”
María asintió con la cabeza. “Simón en cambio prácticamente la cargaba el solo. Debe ser por eso que no me di cuenta que pesaba tanto. Nunca te dejes llevar por las expresiones de Simón, él podría cargar una mula sin rechistar.”
“Recuerdo aquella vez cuando…” empezó la otra María, cuando finalmente se dio cuenta de la situación. “Espera. ¿Quién eres tú?” le dijo a Jesús.
“Jesús de Nazaret” dijo Jesús. “Y tu eres María de Santiago, y tú María Magdalena” les dijo a cada una señalándolas. “Y ahora que terminamos con las formalidades, ¿alguna de ustedes no trae algo de comer?”
Hubo un silencio tenso por un minuto. Luego, María Magdalena rompió en lágrimas y se a los brazos de Jesús.
“Mi Señor, oh mi querido Señor.” Repetía entre sollozos. La segunda María, en cambio, lo miraba de manera sospechosa.
“Te vimos morir hace tres días.” Dijo con voz resuelta. “¿Cómo entonces te nos presentas de esta manera? Era tu cuerpo el que veníamos a ungir de perfumes.”
“Ah si.” Dijo Jesús no muy convencido. “Gracias por eso, aunque no se tendrían que haber molestado. No creo que mi sentido del olfato vuelva en los próximos días. Lo llaman efectos secundarios, o algo así.”
“Oh mi Señor” repitió María. “¿Cómo ha sido posible este milagro?”
“Eeeh, bueno, no fue tan difícil, después de todo.” Dijo Jesús, empezando a sonrojarse. “Un empujoncito de ayuda de la Muerte, y luego un… intercambio de bienes, se le podría llamar, con la Maga.”
“¿La Maga?” 
“Es una figura legendaria.” Dijo Jesús con una voz que decía claramente que le aburría explicar el asunto. “Resultó que solo se sentía un poco sola, y quería compañía. Y como lo justo es intercambiar cosas de igual valor, intercambié una nueva vida por recuperar la mía.”
María Magdalena había dejado de llorar de repente. En el lugar de las lágrimas ahora se encontraban una expresión severa.
“Y que clase de ‘compañía’ buscaba esta tal Maga, eh?” dijo con voz irritada. “No suena de una mujer respetable estar haciendo intercambios con desconocidos… Dime, exactamente, ¿qué clase de pacto hiciste?”
Jesús viró los ojos y se dispuso a explicar. No era nada nuevo, y la verdad es que sabía controlar mejor los celos de maría hacia otras mujeres que los de sus apóstoles cuando creían que estaba haciendo nuevos amigos. O cuando creían que estaba eligiendo un favorito entre ellos. O cuando debía decidir quien caminaría a su lado. Había tenido que preparan horarios detallados de quien estaría junto a él y por cuanto tiempo, quien se sentaría a su lado a la hora de comer, y quien le ayudaría a lavarse la espalda cuando se bañara. 
“No está bien que pienses mal de las personas sin conocerlas, ya t lo he dicho María.” Dijo Jesús, pero luego se dio cuenta de que otra vez empezaba a usar su voz ‘para sermones’, y se había prometido que no lo volvería a hacer. Esta sería una nueva vida. “La Maga quería un hijo, y yo se lo he dado. Pero no es necesario que te escandalices, porque ni siquiera la toqué.”
Pasó un minuto en que ambas Marías miraron a Jesús con ojos extrañados. Ambas abrían la boca y la cerraban inmediatamente, como si quisieran decir algo, pero no encontraran las palabras. Jesús dio un suspiro, y se propuso a explicar otra vez. 
“Al fin y al cabo, mi familia se especializa en procrear niños sin la necesidad de un padre, y aunque lo tuve que aprender solo, cuando lo entendí no fue difícil hacerlo. Ahora la Maga espera felizmente el nacimiento de su hija, y yo me gané un viaje de venida hacia acá. Pensé incluso en tratar de hacer un negocio con esto, pero luego me di cuenta que aquí un hijo sin padre trae muchos más problemas de los que resuelve.”
Pasó otro minuto más en silencio. Las Marías se veían más confundidas que antes.
“Es una historia complicada.” Dijo Jesús en un tono que decía claramente que daba por terminada la conversación. “¿Están seguras de que no llevan nada de comida esos bultos? He pasado más de una hora empujando esa piedra hasta q finalmente salió del camino. Podrían haber puesto solo una puerta.”
María de Santiago le extendió una botella, que era la única que llevaba algo digerible. El resto de bultos estaban llenos de botellas de perfumes. Ahora que lo pensaba, tal vez se habían extendido un poco en la cantidad. Y pensar que un galón les había parecido poco al momento de comprarlo…
Jesús tomó la botella y bebió de ella agradecido. Luego se levantó y se sacudió la túnica.
“Bien pues, en camino entonces.” Y empezó a caminar por el sendero de regreso a la ciudad. Las dos Marías no pudieron más que seguirle, olvidando por completo los bultos de perfumes.
“¿Qué piensas hacer ahora, Señor?” preguntó María, apresurándose para llevar el paso de Jesús. “¿Regresar con tus apóstoles? No podrán de felicidad cuando te vean”.
“Si bueno, verlos no es mi objetivo inmediato” dijo Jesús. “Puedes decirles que he regresado, y pueden venir a verme si quieren, pero partiré en seguida hacia Galilea”
“¡Pero Señor! ¡Tus seguidores necesitan de su líder!” exclamó María.
“No puedo enseñarles nada que ya no les haya enseñado. Si lo aprendieron bien, cumplirán con su deber, pero yo ya no puedo intervenir.”
“Eso es lo que yo llevaba diciendo desde hacía tiempo.” Dijo María de Santiago pensativa. “Sin ofender Señor, pero tus sermones se volvieron un poco repetitivos los últimos meses. Lo salvaba el hecho de que se daban en ciudades y pueblos diferentes.”
“Es difícil mantener la originalidad” asintió Jesús. 
“Pero Galilea, ¿Señor?” preguntó María curiosa. “¿Que irás a hacer allá?”
“Regreso a la carpintería, supongo” dijo Jesús desinteresado. “Estoy cansado de viajar, quiero quedarme en un solo lugar y tener una rutina todos los días. Los días de aventurero se acabaron. Me contaré la barba y compraré un perro.”
Caminaron unos metros más sin decir nada, todos pensando en los acontecimientos de los últimos días.
“Es solo que Galilea suena tan… normal” dijo María de Santiago. “Me hubiera imaginado algo diferente,”
“¿Si?” preguntó María Magdalena. “¿Cómo qué?”
“No sé, me imaginaba que ascendería a los cielos a sentarse a la derecha del padre, o algo parecido. Algo que sonara así de elegante.”
Jesús soltó una carcajada.
“Ah María, tu si que tiene buena imaginación.”